BABYROC&GO
¿Por qué es bueno para mi hij@?
Varios son los estudios que empiezan a hablar sobre los diversos beneficios que tiene la escalada y el uso del rocódromo en niñ@s y que aconsejan la inclusión de este tipo de mobiliario en diferentes espacios como:
¡Si! Sabemos lo que estáis pensando… ¿un rocódromo en casa? Vaya locura, pero no lo es tanto y, si queréis información sobre cómo llevarlo a cabo, diferentes opciones y modelos, no dudéis en contactar con nosotros, estaremos encantados de resolveros cualquier duda y daros opciones personalizadas para vuestros hogares.
Pasamos ahora a comentar los principales beneficios:
Si observamos a nuestros hij@s desde bien pequeñitos, no paran de agarrarse a múltiples superficies tratando de escalar ya sea subiendo por nuestras piernas, tratando de salirse de la cuna o intentando subirse al sofá.
Es algo innato en ellos y necesitan quemar esa energía y la escalada es perfecta para satisfacer esas necesidades.
Las habilidades motrices finas se refieren al control que tienen sobre los dedos de las manos y de los pies. Es mucho más complejo que solo el hecho de hacer la famosa “pinza” a la hora de agarrar un lápiz.
De hecho, la visualización de los diferentes colores, formas y texturas de las presas estimulan y despiertan el interés del niñ@ y el ponerles diferentes rutas y pruebas, hace que trabajen su memoria y visión más global.
Por todo ello, y como nos señalan expertos en fisioterapia pediátrica y osteopatía infantil, puede ser una herramienta muy útil como terapia de diferentes trastornos como el Síndrome de Down, el autismo, la distrofia muscular, la parálisis cerebral…
Hoy en día sabemos que la fuerza es la base sobre la que crecen y se desarrollan el resto de capacidades físicas. En el caso del rocódromo, el desarrollo de la fuerza es más que evidente y se ve acompañada de una mejora de la movilidad de todas nuestras articulaciones, concepto importantísimo para un desarrollo equilibrado de su cuerpo.
Por tanto, mejora la coordinación, la agilidad, la velocidad de la comunicación entre mente y músculo, la flexibilidad…
Tenemos 3, percepción, decisión y ejecución.
Al niñ@ se le presentan una serie de problemas que debe resolver, para ello va a acudir al mecanismo de percepción, observa el destino marcado, analiza el mejor camino, hace un plan visual y empieza -PERCEPCIÓN-.
Durante ese camino, valora las mejores opciones, facilidad de los agarres, cercanía de las presas y toma, la que para él, es la vía más factible –DECISIÓN-.
Finalmente, se pone manos a la obra y comienza a desplazarse –EJECUTA-.
Si algo estamos viendo imprescindible en la sociedad actual, es el control de las emociones.
La ansiedad, frustración, miedo al fracaso…están presentes, con frecuencia en exceso, en nuestras vidas.
El hecho de que un niñ@ tenga que enfrentarse a la resolución de un problema de este tipo (siempre adaptado a las capacidades y características del niñ@, dado que no podemos ponerle metas inalcanzables para su nivel), provoca en él un trabajo brutal de confianza, autoestima, autocontrol y la construcción de unos cimientos básicos para momentos de fracaso y dificultad.
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